El cambio de generación en una empresa es posiblemente uno de los momentos más importantes a los cuales se enfrenta un empresario. A menudo pasa que el fundador se resiste a dejar de controlar la compañía, mientras que el sucesor está deseoso de tomar las riendas. Esto puede provocar una situación de crisis. Esta situación se complica todavía más cuando hay más de un familiar con interés para ocupar el lugar del fundador. ¿Qué pasa cuando varios hijos quieren ocupar posiciones de liderazgo?
Reparto de acciones
Una solución común es repartir las acciones. Al hacerlo, surgen varias cuestiones:
– Hay que repartir las acciones por igual entre todos los hijos? La primera reacción suele ser buscar la igualdad entre los hijos. Sin embargo, esta decisión no tiene en cuenta el compromiso y los esfuerzos realizados previamente por algunos de los sucesores en la compañía, ni las motivaciones individuales de cada uno de ellos. Esto puede ser justo, pero no siempre equitativo. Si por el contrario, se consideran estas situaciones, pueden aparecer desavenencias entre hermanos y es muy complicado llegar a una solución satisfactoria para todos, puesto que entran en juego factores subjetivos.
– Cuánta participación tiene que retener el empresario familiar? Esta cuestión a menudo se descuida, pero es importante por las implicaciones en términos de derechos patrimoniales.
Diferentes soluciones para el mismo dilema
En todo caso, las tensiones familiares serán inevitables. Al final, la fórmula adoptada tendrá parecido con alguna de estas soluciones:
– Colaboración: aunque uno de los hermanos, designado como sucesor, dirija la empresa, el resto también forman parte de la dirección y tienen su propio ámbito de control.
– Reparto igualitario: entre dos o más hermanos. Esto solo funciona cuando hay respeto mutuamente y cuando tienen diferentes áreas de responsabilidad, por ejemplo, uno controla las ventas y el otro la producción.
– División estructural: la empresa se divide en varias sedes o centros, y cada uno de ellos es dirigido por uno de los sucesores. En casos extremos, esto puede resultar en la división de la empresa original en varias empresas. Es importante en este caso que tengan líneas de negocio diferentes para evitar competencia directa.
– Dirección unipersonal: es una solución en la cual uno de los hermanos asume la dirección y el resto conserva la propiedad, pero no está involucrada en la organización.
– Dirección externa: se escoge un gerente externo para dirigir la empresa mientras que los sucesores conservan la propiedad.
Esta variedad de estilos de sucesión demuestra que no hay una única solución y que cada empresa familiar tiene que buscar aquella que mejor se adapte a la cultura de la familia, con el objetivo de minimizar los posibles conflictos.
En el Derecho Sucesorio hay previstas diferentes figuras que pueden ayudar en esta transición, como pueden ser los pactos sucesorios. Por eso, hay que analizar cada caso en concreto.