Cuando una persona se embarca en el mundo laboral como trabajador autónomo, las preocupaciones iniciales suelen centrarse en establecer y hacer crecer su negocio, dejando en un segundo plano aspectos relacionados con su seguridad social y bienestar económico en caso de necesitar una baja por enfermedad, maternidad, paternidad o accidente. A diferencia de los trabajadores por cuenta ajena, los autónomos enfrentan desafíos adicionales en cuanto a protección y cobertura durante períodos de inactividad.
Situación en España
En España, la cifra de trabajadores autónomos ha alcanzado una impresionante suma de 3.347.442 en la Seguridad Social, de los cuales 2.020.919 son autónomos que no forman parte de sociedades mercantiles, cooperativas u otras entidades societarias. Este grupo sustancial de más de dos millones de trabajadores por cuenta propia parece enfrentar una difícil realidad: verse imposibilitados de enfermar, ya que la situación económica de muchos de ellos se ve gravemente afectada si su actividad profesional se detiene.
No obstante, en teoría, los autónomos también tienen derecho a estar enfermos o de baja por otros motivos y recibir una prestación por ello. Sin embargo, la realidad es más compleja y está sujeta al cumplimiento de ciertos requisitos.
Condiciones para que un autónomo pueda solicitar una baja laboral
Para que un trabajador autónomo pueda solicitar una baja y cobrar una prestación durante ese período, debe cumplir con ciertas condiciones. En primer lugar, debe estar al corriente en el pago de las cuotas de autónomo y estar dado de alta en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA). La situación se complica cuando se trata de una baja por enfermedad común o un accidente no relacionado con la actividad laboral, ya que solo aquellos que tengan acumulados más de 180 días cotizados tendrán derecho a recibir una prestación.
Por otro lado, cuando la incapacidad laboral temporal es solicitada debido a un accidente laboral o una enfermedad relacionada con la actividad del trabajador autónomo, no se requiere un período mínimo de cotización para recibir la prestación. Es decir, en estos casos, la cobertura es más amplia y accesible.
Si la baja por enfermedad común es concedida, el autónomo tiene derecho a un subsidio equivalente al 60% de la base reguladora escogida desde el cuarto al vigésimo día de baja. A partir del vigesimoprimer día, este subsidio aumenta al 75% de la base reguladora. Tomando en cuenta un trabajador que cotice el mínimo permitido, recibiría 18,80 euros diarios desde el día 4 al 20, y luego 23,60 euros al día a partir del día 21. Si la baja se prolonga durante un mes, el trabajador recibiría un total de 642 euros.
Accidente laboral
En el caso de accidente laboral o enfermedad profesional, el subsidio sería del 75% de la base reguladora desde el primer día de la baja médica. Esto equivale a 23,60 euros diarios, lo que supondría 708 euros en un mes.
Baja por maternidad/paternidad
Por otro lado, si la baja es por maternidad o paternidad, la ley estipula que el autónomo debe cobrar el 100% de su base reguladora. Durante un periodo de 16 semanas, ambos progenitores tendrán derecho a la baja que puede ser ampliada en caso de parto múltiple o complicaciones. La cuantía diaria dependerá de la cotización de los seis meses anteriores a la baja, y para aquellos que cotizan por el mínimo, esto significaría unos 32 euros al día.
Atención, hay que seguir pagando la cuota mensual del RETA
No obstante, es esencial recordar que durante los dos primeros meses de baja, el autónomo sigue siendo responsable del pago de la cuota mensual del RETA, lo que afectará el monto neto que reciba. En España, solo 161.194 autónomos cotizan en la base mínima, mientras que la mayoría se encuentra en situaciones más elevadas.
Conclusión
En conclusión, el panorama para los trabajadores autónomos en España en relación a las bajas laborales es desafiante y diferente al de los trabajadores por cuenta ajena. Mientras que los empleados asalariados cuentan con una mayor protección y cobertura, los autónomos deben enfrentarse a ciertos requisitos y condiciones para acceder a una prestación durante los periodos de inactividad laboral. La importancia de entender estos aspectos y planificar adecuadamente se vuelve crucial para asegurar la estabilidad económica y el bienestar de los trabajadores autónomos en situaciones de necesidad.